Este es el reportaje que dedica el Diario de Arousa a la inauguración-Dedicación de la Iglesia de Caleiro
El día de ayer significó una jornada festiva
El de ayer fue un día grande para Caleiro. Esta parroquia de Vilanova vio recuperada su iglesia después de 11 años en los que su uso tuvo que ser limitado y suspendido debido a un progresivo deterioro que obligó a su clausura y, posteriormente, a una restauración completa para revertir esta situación.
Tanto fue así que, concluida la obra, en su mayoría financiada por los propios vecinos, ayer fue nuevamente consagrada, en un acto litúrgico solemne presidido por el arzobispo de Santiago, Julián Barrio.
El párroco Manuel Castroagudín resumía la importancia de esta actuación de recuperación: “La iglesia es un referente fundamental de la parroquia y un símbolo de su historia, desde la primera comunidad del siglo XII bajo la dirección del Monasterio de Cálago”. “Desde un principio estaba en la idea de todos esta restauración”, pero admite que fue difícil y costosa. No menos de 160.000 euros en su conjunto, reunidos en su mayoría por los vecinos, con la colaboración material del Concello y con la ayuda de la Diputación en una subvención inicial para la cubierta que, aún así, derivó en una actuación problemática que, posteriormente, tuvieron que reparar a base de empeño ciudadano.
Fue precisamente la labor de los vilanoveses, organizados en una comisión liderada por Benito Leiro, la que peleó por ejecutar este proyecto que ahora ve sus frutos y que recoge el testigo de las grandes actuaciones históricas que fueron completando el templo, “una joya románica”, valora el sacerdote. Destaca, así, la capilla neoclásica del Cristo de los Crespos, del siglo XVI, y la de la Sagrada Familia, del XVIII, de factura barroca.
La jornada de ayer contó también con una comida de confraternidad, porque la ocasión merecía una fiesta a la altura. Ahora, por delante todavía quedan concluir algunos trabajos, por ejemplo, la restauración de los retablos y la adecuación de una tribuna. Pero eso no impedirá ya la realización de cultos en la iglesia, que durante años tuvieron que trasladarse al salón parroquial.
El párroco Manuel Castroagudín resumía la importancia de esta actuación de recuperación: “La iglesia es un referente fundamental de la parroquia y un símbolo de su historia, desde la primera comunidad del siglo XII bajo la dirección del Monasterio de Cálago”. “Desde un principio estaba en la idea de todos esta restauración”, pero admite que fue difícil y costosa. No menos de 160.000 euros en su conjunto, reunidos en su mayoría por los vecinos, con la colaboración material del Concello y con la ayuda de la Diputación en una subvención inicial para la cubierta que, aún así, derivó en una actuación problemática que, posteriormente, tuvieron que reparar a base de empeño ciudadano.
Fue precisamente la labor de los vilanoveses, organizados en una comisión liderada por Benito Leiro, la que peleó por ejecutar este proyecto que ahora ve sus frutos y que recoge el testigo de las grandes actuaciones históricas que fueron completando el templo, “una joya románica”, valora el sacerdote. Destaca, así, la capilla neoclásica del Cristo de los Crespos, del siglo XVI, y la de la Sagrada Familia, del XVIII, de factura barroca.
La jornada de ayer contó también con una comida de confraternidad, porque la ocasión merecía una fiesta a la altura. Ahora, por delante todavía quedan concluir algunos trabajos, por ejemplo, la restauración de los retablos y la adecuación de una tribuna. Pero eso no impedirá ya la realización de cultos en la iglesia, que durante años tuvieron que trasladarse al salón parroquial.
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